Dejé vencer mi alma, y por fin viviré en paz... En este Dulce Rincón, con esta Pena Vencida. Adiós La Dulce Pena. Adiós El Rincón de Los Vencidos. Todo tiene un principio, un fin y un motivo por el que existir: Este Rincón ya encontró el suyo, ahora es hora de delegar en La Piel de Una Promesa.
La Piel de Una Promesa

En El Hospital

19 septiembre 2007

Estoy aquí, sentado en la silla, serán sobre las 11 ó 12, no quiero saberlo con exactitud. Si miro a un lado, un enfermo; al otro, más de lo mismo. Y si por casualidad decido mirar a la vetana, no mucho más alivio en mi mente, y mis ojos.
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Sinceramente, no sé muy bien lo que hago aquí, encerrado entre las cuatro paredes, en estos momentos, muros infranqueables para mi imaginación. El enfermo que estoy designado a cuidar no necesita ayuda en la mayoría del tiempo. Y su compañero, dispone de su propia cuidadora.
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Mientras trazo estas líneas en un hoja de papel, la otra cuidadora se me acerca y me ofrece un chicle, tras darle las gracias sigo pensando que esta tarde (ahora mismo) tendré que pasar estas líneas a PC. Antes de que se me acercara con el chicle tenía pensado desviar mi mirada a la ventana, que aunque no sea mucho alivio al ver sólo edificios, y un cielo grisáceo. Quizás más de lo habitual.
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El enfermo a mi cargo, que en este caso, es mi abuelo necesita ayuda, se la cedo en la medida de lo posible. De fondo escucho la tele, no hay nada que me interese. Llevo sentado en esta silla desde las 7:30 am aproximadamente. Al llegar intento dormir, pero bien es sabido las sillas que no son muy cómodas para tal cosa. Al haber un poco de claridad, me puse a leer, y cuando me he cansado de leer a escribir. Y ahora cansado de los dos no sé que haré; sólo sé que el día será largo.
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Ya es por la tarde, cuando acabé de escribir, leí unas revistas que me cedió Padi, luego he estudiado un poco. Hace un momento que he llegado de almorzar; tengo que decir que la comida no está tan mala como la gente dice, al contrario, está bastante buena. Ahora no sé si echarme un rato, seguir leyendo, o ver la tele que en realidad no hay nada interesante. Creo que me decanto por dormir, espero que la tarde pase pronto. Al final puedo decir que he salido de allí a las 17:30.