Última parte de Restos de Ensueño, para esta, me ayudó la blogger y buena amiga Marju. Gracias guapa.
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En el coche, ella le preguntó porqué hizo lo que hizo, y él, no supo explicárselo muy bien, tan sólo que desde la primera vez que se vieron no había podido dejar de pensar en ella, y al fin se dijo “Ahora o Nunca”, y fue a hablar con ella, y el resto ya lo sabía… Ella volvió a sonreírle, con esa sonrisa picarona, que dio comienzo a todo lo que les estaba pasando. Mientras tanto ella seguía conduciendo, y él cada vez estaba más perdido por aquellas calles, ¿a dónde me llevará? se preguntaba a cada momento.
De repente, ella le preguntó si esa noche le estaba esperando alguien, o podía llegar tarde, él le dijo, que no le esperaba nadie. Su madre, sabía que tardaría porque estaba con un amigo tras el examen. Entonces, ella al escuchar eso, giró en la primera callé que se encontró, y se detuvieron en un hotel, se acercaron hasta recepción, y ella pidió una habitación, él, estaba nervioso empapado en un sudor frío, pero, ella, parecía tan firme y decidida. Empezaba a imaginarse lo que sucedería; pues en espejismos ya había tenido escenas de su encuentro con ella, tantas veces se imagino esa noche, sin embargo, en ese instante no podía ni pensar como sucedería…
Estaba caminando hacia lo desconocido, como si todo le resultase extraño, como si acabara de aterrizar en este mundo… Al entrar a la habitación, no sabían cómo comenzar, él dudaba si tendría que dar el paso, o sería ella. Antes de que el momento se tornara incomodo, ella dio el primer movimiento, dejó entrever sus cartas… los dos estaban de pie en aquella habitación. Beatriz lo tomó por lo hombros, y lo sentó en la cama para que la mirase, en sus ojos se podía ver el fuego de la pasión. Empezó por desprenderse del vestido suavemente, deslizándolo por su cuerpo, dejando al aire su divinidad, aguantándole la mirada…
Se quedó paralizado, no podía casi ni respirar; pensando que, quizás, sería otro sueño; paralizado para no romper el encanto… ella se acercó a él y lo beso, aquel beso se volvía cada vez más apasionado. Asustado, pero con delicadeza, le acaricio la pierna y lentamente subió hasta su cintura sin dejarla de besar… extasiados por la lujuria sucedió lo que el destino dejó que pasara…
Acabaron allí en la cama, sin saber cuánto tiempo había transcurrido, sin sentirlo pasar, se había detenido para ellos, quizás, fueron horas, quizás minutos… Ella dijo:
-Si supieras lo que ahora siento, si esto hubiera pasado hace tiempo… No, quizás hubiera sido igual, hubieras seguido siendo menor que yo…
No pienses más en eso, ahora tu edad es lo que menos me importa. Lo que me importa ahora es que te quiero, y quiero quererte todos los días, siento algo por ti, me has mostrado el cielo…
-¿Sabes? Yo también siento algo, no sé cómo, pero me estoy enamorando de ti…
Lo que ha pasado esta noche no fue casualidad, estaba escrito, desde que te vi pensé que nunca te tendría entre mis brazos, incluso que nunca más volvería a verte. Y ahora, que te tengo, no quiero que te vayas… Sé que tienes pareja; por eso yo no debería decirte todo esto… pero, quise robarle un poco de magia a esta noche para podértelo decir:
Siempre te he querido y has estado en mis pensamientos... –dijo él, se sinceró con ella.
-Si siempre has sentido eso, ¿¿por qué no me lo dijiste antes??
Por cobarde… siempre fui un cobarde.
Ambos se volvieron a quedar en silencio, cómo cuando entraron, pero, ella, una vez más volvió a romperlo.
-Él me va a dejar, lo he engañado. No podré ocultárselo, y cuando lo haga, me dejará… no lo puedo juzgar está en su derecho, le fallé; y me quedaré sola.
No te quedarás sola… no mientras esté yo. No sé si esto te ayuda o te importa, pero yo, si quieres, estaré aquí a tu lado…
-Claro que importa, es lo único que me importa… Quizás cometamos un error al dejarlo todo y querernos. Pero, sólo tengo una vida y parte de ella me encantaría compartirla contigo…