Amores Rotos

Hace ya algún tiempo, escribí sobre el Amor –Sí, ahora me ha dado por hacer segundas partes—. Esta entrada es sobre los amores, pero los amores rotos, los amores… perdidos.

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Igual que empecé mi otra entrada diciendo que no había nadie que no hubiese amado, también estoy seguro de que no hay nadie al que el amor no le haya hecho daño, son cosas inherentes a la vida. Un diálogo del Final Fantasy VIII al que le tengo especial cariño, decía:

"Nadie nos enseña a amar, pero sin embargo nos enamoramos".

Qué razón tenía ese viejecito…

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Pero a la vez de amar tendremos dos posibilidades, que sea correspondido o que no. Si no lo es puede que en un futuro lo sea, y entonces, pasamos a la otra opción, que sea correspondido. En este punto nos podemos encontrar que sea así para siempre, o que sólo sea por un tiempo. Si sólo es por un tiempo, nos encontraremos ante un amor perdido, una persona por la que hubiéramos dado todo, de repente se aleja, se va alejando de tal manera, que llegamos a perderla.

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Entonces, nos sumimos en un profundo dolor, un dolor intenso por la pérdida, de todo aquello en cuanto amábamos, teníamos planes de futuro, teníamos pensado una vida en común, y qué, todo al traste, todo se desvanece en el camino de la vida. Entramos en una fase, anímica, nada queremos, nada amamos… pero siempre llega una segunda oportunidad, tal vez un amor se perdió, pero otro se encontrará.

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Quizás tarde, quizás cueste, pero se encontrará, y si no llegase a encontrarse, siempre nos quedó la esperanza de que apareciese, pues la esperanza no podemos perderla. Y si por alguna razón, tampoco estuviera la esperanza, nos quedaría el recuerdo, amargo, sí, pero el tiempo le daría una dulzura, no empalagosa, pero sí, para que pudiéramos volver a soñar.

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Esta vez, la canción es de Tyr, Una Vez Más. Un enamorado que sabe que no merece el perdón se su amada, pero se lo suplica, me quedo con un par de frases:
“No hay límite en lo cierto, lo cierto es que te deseo. Sabes bien como soy y que no puedo mentir, cometí un error y pesará sobre mí. […] Solo la muerte me detendrá, de que os ame una vez más.”