Al final, acabamos acostumbrándonos hasta a nuestros propios miedos.
Dejé vencer mi alma, y por fin viviré en paz... En este Dulce Rincón, con esta Pena Vencida.
Adiós La Dulce Pena. Adiós El Rincón de Los Vencidos. Todo tiene un principio, un fin y un motivo por el que existir: Este Rincón ya encontró el suyo, ahora es hora de delegar en La Piel de Una Promesa.
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Véncete a Las Palabras