Para ella...
Texto original FF VII
22 diciembre 2007
Esta mañana al despertarme, por instinto encendí la radio, para escuchar el CD recopilatoria que estuviese puesto, entonces, empezó a sonar: El Poema de La Lluvia Triste, de Mägo de Oz, del disco Gaia II - La Voz Dormida.
La canción, aparte de otras cosas decía algo así:
Cierra los ojos, abre el corazón, y aprende a ver con los ojos del alma.
21 diciembre 2007
Pero, ahora por más que lo intento no logro escribir nada que me guste. Además, parece que esto es una crisis global de bloggers, porque muchos de los que visito, dicen sentirse en las mismas circunstancias que yo (o yo que ellos). Así, que lo siento, pero hasta después de navidad, no podré volver a actualizar.
Muchas gracias a todos los que me leéis... y disculpadme por no poder actulizar...

19 diciembre 2007
Los libros elegidos fueron los siguientes:
-De J. L. Borges: El Aleph, y Ficciones
-De G. Martínez (desconodico para mí): Los Crímenes de Oxford
Pasó el tiempo, y las cosas en la facultad no me iban del todo bien, y menos en matématicas -apenas había podido lograr 1 punto de 2 en los exámenes parciales, y las derivadas (cosa fundamental) no eran mi fuerte-, así que un día como otro cualquiera decidí mandarle un mail a Mercedes, para que me recomendara algún libro de esos tres, que en un principio creía censurables.
Ella fue clara y concisa, Los Crímenes de Oxford, así que ese día salí de mi casa con más dinero del que solía llevar a Málaga, y me dispuse a compar el citado libro. Llegué a la librería con ciertas dudas de si lo encontaría, al final, allí estaba, en edición de bolsilo -mejor más económico, pensé (hoy me hubiera gustado preguntar por la edición normal, puede que algún día lo haga)-. Así que cogí el libro, y volví hacia la universidad, la portada no era del todo llamativa, el título con letras mayúsculas de color naranja, y debajo, "El asesinato como acertijo", y como imagen de fondo, dos hombres hablando. Por detrás, un resumen algo más llamativo.
Recuerdo, que el libro me lo leí en aquella navidad, bastante deprisa, pero algunas veces tenía que hacer esfuerzos sobrehumanos por dejar de leer, y centrarme un poco en los estudios. Cuando acabé de leerlo, cerré el libro cuidadosamente, y me puse a pensar, a reflexionar sobre el mismo. Luego, días más tarde, hice una segunda lectura más rapida, y viva, para resumirla y hacer el trabajo para Matemáticas, y que me subieran el punto, pero eso ya no me importaba, el libro me había fascinado, me había trasformado.
Recuerdo especialmente aquella frase: "Es difícil saber hasta donde llegaría uno por su hijo" o con esta otra: “Hice algo terrible”, “Por favor, por favor, necesito que me ayudes, papá”. Y sobre todo, aquel, "papá".
Este año, en Octubre, estaba un día en la hemorteca, leyendo los períodicos, y hubo un artículo que me llamó la atención, era sobre Guillermo Martínez, había sacado otro libro al mercado "La Muerte Lenta de Luciana B" -del que ya os he hablado otras veces-. Corriendo el día siguiente bajé hasta el centro, necesitaba comprármelo, y esta vez no la edición de bolsillo, sino la normal. Esta vez, al igual que con el libro anterior, tenía que hacer esfuerzos sobrehumanos para dejar de leer.
Guillermo Martínez dijo algo así como, "Mi objetivo es que el libro se lea de una sentada", pero yo no era capaz, una parte de mí quería llegar al final, pero otra, no, otra quería mantenerse inmerso en ese mundo, esa cúpula apartada del mundo exterior... pero al final pudo más la primera parte que me arrastraba a leer, y me lo acabé, pero no de una sentada, aunque no me hubiera importado...
Cuando me acabé el libro actué como con el anterior, como con Los Crímenes de Oxford, lo cerré y lo deposité -en la misma mesa que la primera vez- cuidadosamente. Y reflexioné, todo volvía a resolverse en el último capítulo, y el epílogo para cerrar pequeñas brechas, aún abiertas, pero cerrarlas con ambigüedad, sin cerrar las hipótesis que cada uno se había hecho con él libro, y los personajes...
Y ahora, después de recordar todo esto, me pregunto en la soledad de mi habitación, podré conseguir algún día una novela que haga sentir, al menos a mí, una millonésima parte de lo que siento cuando leo a G. Martínez...espero que sí... espero que sí.

17 diciembre 2007
El maestro les preguntó:
Y dándome cuenta estoy,
De que eres más maravillosa
De que en un principio pensé;
Más hermosa de lo que nadie es, ni será;
Más de lo que yo siempre pude desear,
Pero… sobre todo tú eres más
De lo que pude merecer.
Por eso te amo más cada día,
Más te necesito, y como nadie te desea,
Yo lo hago. Todo esto para decirte que siempre
Te querré y te amaré…
16 diciembre 2007

Hace mucho tiempo atrás, dónde la mente duerme y nada es real, existía un reino habitado por ángeles, y algunos humanos. Entre ellos, no había distinción, sólo unas alas blancas que poseían los ángeles y que les permitía volar. Además, tenían una única regla, ambas razas no podían amarse, no podían estar juntos.
Entre todos los ángeles femeninos sobresalía una hermosa joven, de tez pálida, cabellos oscuros, y ojos verdes. Y entre los humanos, un joven bondadoso, y algo mujeriego. Cómo no es de extrañar, el amor surgió entre los dos seres, un amor que durante mucho tiempo mantuvieron oculto.
Algunas veces estuvieron muy cerca de que los descubrieran, y si ello ocurriera, su muerte. Una vez estuvieron tan cerca, que decidieron acabar con aquella relación, la relación de un amor prohibido. Ella, no podía aceptarlo, y al día siguiente después de romper la relación, bajó hasta la orilla del acantilado.
Allí se deshizo un instante de sus ropas, y agarró su ala derecha, se secó una lágrima con la mano derecha, y con la izquierda, junto a toda su fuerza, tiró del ala hacia abajo. No pudo evitar gritar de dolor, pero al ver que había conseguido arrancársela, sonrió. Luego, entre sollozos, y recordando el dolor, hizo lo propio con el ala izquierda, que pudo ver cómo se la llevaba el viento.
Aún con lágrimas en la cara, pero la alegría en su corazón, porque ya no era un ángel, ahora era como los humanos, no tenía alas que lo distinguieran, volvió a la aldea, pero, aquellas leves lágrimas, se tornaron, en lágrimas más grandes, si cabe, que cuando se despojó de sus alas. Su amado, por el que había renunciado a su raza, a su antigua existencia, ahora estaba junto a otra chica, una humana de verdad.
Ella había renunciado a todo por él, y él simplemente había renunciado a ella para seguir al lado de otra.
¿Qué harías tú si fueras ella? ¿Qué harías tú si hubieras renunciado a todo?
14 diciembre 2007
Tener amigos que creen en ti, adultos en los que puedas confiar... todo es maravilloso, pero luego te acostumbras y cuando menos lo esperas, las cosas dejan de ser como antes y ya no hay nadie contigo... y entonces ¿que?... te sientes solo... te sientes triste... Siempre pasa lo mismo, tarde o temprano, cuesta recuperarse y seguir adelante, por eso... por eso lo mejor es estar solo desde el principio ¿quien necesita amigos?, yo no... Si te apoyas en los demás siempre sales perjudicado, además no vamos a estar siempre juntos.
¿Por eso no querías amigos? ¿Porque tienes miedo a perderlos?
Texto Original Final Fantasy VIII
¿Qué te pasa Vivi, no puedes dormir?
- No... es que empiezo a darle vueltas a la cabeza y no puedo parar. Tú dices que no es bueno pensar demasiado y tienes razón, pero…
Pero yo soy yo, y tú eres tú. Todos somos diferentes y tenemos que aceptarlo.
- Pero yo quiero dejar de pensar… No quiero darle más vueltas a la cabeza… No puedo seguir así... tengo miedo…
No importa cuál es nuestro pasado, que problemas tengamos o qué queramos hacer… En la vida sólo hay dos opciones: Actuar o No actuar…
Tantas preocupaciones, y tanto dolor, y sólo podemos hacer dos cosas. ¡Es lógico desesperarse! Aún así, para no darle vueltas a la cabeza... Hay que poner una norma que te diga cuando actuar y cuando no actuar…
Sé que no es fácil, pero con el tiempo tú mismo sabrás lo que tienes que hacer. Yo intento proteger lo que me rodea. Si puedo o no es otra cosa, pero esa es mi norma.
Texto original Final Fantasy IX
12 diciembre 2007

10 diciembre 2007
09 diciembre 2007
Mis manos seguían recorriendo tu espalda, tu cintura, tus piernas… las tuyas recorrían mis brazos, mi pecho, jugueteabas con los pelos de mi pecho mientras me besabas. Separaste nuestros labios, y empezaste a desabrocharme con pasión los botones de mi camisa, yo al ver aquello, te quité el top que ocultaba tus pechos, allí aparecieron ante mí, detrás de aquel sostén negro, con transparencias, que parecía colocado especialmente para la ocasión. Tú al ver mi cara sonreír, con un juego de manos, tiraste el sostén, y pude contemplar tus pechos en todo su esplendor, mientras que me sonreías…
Volviste a acercarte a mí, esta vez, con el pecho desnudo, el calor de tu pecho en mi cuerpo fue una sensación, que nunca he sido capaz de describir, si te dijera que fue mágico, mentiría, fue mucho más. Más de lo que nunca había soñado. Entre tanta pasión, mis manos, ya estaban buscando por debajo del pantalón otros tesoros, antes ocultos, tocaba la piel, la piel desnuda y fría, que contrastaba con el calor de tus senos. De nuevo, tomaste tú la iniciativa en desnudarnos, y quitaste los pantalones, yo de la emoción apenas podía desabrochar el botón del tuyo, tuviste que agarrar mis manos, en aquel momento la pasión se transformó en seguridad, y pude desabrocharlos, pude robártelos.
De nuevo unas transparencias, ocultaban tu sexo, un tanga negro, a juego con el sostén que antes, te quitaste. Te mostrabas desnuda ante mí, porque el tanga, no aguantó mucho tiempo, la pasión pedía paso, pedía contemplar el mayor de tus tesoros, y allí estabas apoyada con las rodillas en la cama encima de mí, encima de mi cuerpo desnudo. Y en aquel momento, todo se unió, todo se fusionó amor, pasión, deseo, lujuria…
Estábamos haciendo el amor en tu cama, era mi primera vez una primera vez maravillosa. Tantos sentimientos recorrían mi cuerpo, tanto deseo, una calor por el ejercicio, por el roce de nuestros cuerpos, pero a la par, un escalofrío recorría mi cuerpo. Derramé unas lágrimas de emoción, hacer el amor contigo, era el sueño que había tenido desde la primera vez que te vi, desde que entraste en clase. Me sonreíste, diciendo, sigue así, no pares jamás… durante un instante me quedé mirando tu pelo empapado en sudor, un sudor lleno de deseo, y de fuego, y me sentí que acababa todo, me sonreíste, para decirme que fuimos a la vez.
05 diciembre 2007
Y cuando nos enamoramos, perdemos el hilo de la realidad hasta tal punto que la gente a nuestro alrededor acaba creyéndose la obra. En un principio, era un mero espectador, luego comprendí que podía ser actor, y estar a tu lado. Lástima que ya no esté de acuerdo con el papel que me tocó interpretar, y tampoco me apetece volver a ser un mero espectador…
Sí, os he descubierto a ti y a ese chico al que ‘ya no amabas’. Sé que esta mañana mientras yo dormía pensando en ti, en nuestra noche, tú estabas disfrutando con él. ¿Sabes? A pesar de todo me voy a portar bien contigo, te daré un consejo para la próxima vez que lleves un chico a tu casa: Guarda el móvil o por lo menos apágalo para que no vean en que te entretienes durante la espera.
Confío en que seáis muy felices, que siempre estéis juntos, y que os caséis… Yo ya no podré ser feliz nunca, ni a tu lado, ni al lado de otra persona. Me has robado la felicidad, la inocencia, pero sobre todo me has robado la fe en los sueños. Si nunca hubiera soñado con esa compañera que me besaba, es posible que nunca me hubiera enamorado de ti, y tal vez, sólo tal vez, podría haber sido feliz junto a la otra chica.
Ahora me arrepiento con todas las fuerzas que me quedan, me arrepiento de haberte conocido, de haberte ayudado a buscar el libro, de haber estudiado esta carrera, que en el fondo ni me gusta. Pero sobre todo me arrepiento de haberle negado aquel beso a, como tú decías, ‘la otra’. Maldigo el día que te cruzaste en mi vida, maldigo nuestra primera conversación.
No me busques, te aseguro que nunca más volveré a caer en tus trampas, jamás volveremos a vernos. Sé que si te digo que te olvidaré, te miento, y tú también lo sabes, pero te aseguro que haré todo lo posible para recordarte amarga como la bilis, para recordar tus besos, como la hiel, para odiarte de tal forma que no me arrepienta de esta decisión.
Para despedirme, sólo me queda decir que siempre te estaré en mi rincón; ‘El Rincón de Los Vencidos’; espero que nunca tengas que visitarlo… porqué no quiero verte
02 diciembre 2007