Dejé vencer mi alma, y por fin viviré en paz... En este Dulce Rincón, con esta Pena Vencida. Adiós La Dulce Pena. Adiós El Rincón de Los Vencidos. Todo tiene un principio, un fin y un motivo por el que existir: Este Rincón ya encontró el suyo, ahora es hora de delegar en La Piel de Una Promesa.
La Piel de Una Promesa

Un Sueño, Casi, Revelador

28 junio 2008

5 Vencidos

El agricultor acostó al niño, y le dijo que rezara sus oraciones, tras eso, le dijo que se durmiera que tardaría cinco minutos. Y que estuviera tranquilo, no tardaría. Yo estaba sentado en el salón y podía oírlo todo, no pude evitar sonreír un poco, y a la vez, llorar, ¿tendría yo también un hijo? ¿Sería feliz él a mi lado? ¿Y tendré esposa? Quizás no, no tengo anillos en las manos, o quizás, me lo robaran…

-Moisés, prepárate que vamos al almacén, ya verás que es muy cómodo, tengo un pequeño colchón y un somier sostenido en unos cuantos ladrillos, no se arrepentirá. Y mañana cuando despierte, venga a mi casa, y le daré el caballo para que pueda llegar a la aldea, ¿sabe montar caballos? –le preguntó Carlos–. Sino sabe, siempre podría darle una clase rápida mañana por la mañana.
-No, no gracias, se lo agradezco mucho. Hace tiempo que no monto a caballo, pero, sí sé montar, gracias, no se preocupe. Y allí abajo, en el almacén, hay alguna forma de saber qué hora es.

Moisés, tras su mentira, o verdad, no lo sabía, intentó cambiar de tema, Carlos le dijo que no, simplemente sabría cuando salía el sol cuando entrara por alguno de los muchos huecos de la ventana, llegaron allí, y se despidieron, Carlos le dejó una llave, y él se quedó con otra. Era extraño, pero todas las personas que se cruzaban con él, no tenían miedo, y confiaban en él, quizás demasiado. Tras aquello se quedó solo, y sin saber qué habría pasado con la mujer de Carlos, ya que este no le dijo nada, y él no se atrevió a preguntar. Encendió la luz, y vio un calendario, al fin podría saber la fecha en la que estaban, al fin tendría más datos de esa realidad que estaba viviendo, según el calendario era septiembre de 1923.

-1923… tampoco me dice mucho este año, aún así sigo sin saber mi edad, sigo sin saber que pasará en la aldea a al que voy, ¿y si nadie me conoce?, ¿y si nadie puede darme pistas sobre mi pasado?, ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?... Tantas preguntas y tan pocas respuestas. No sé nada, no he podido recordar nada, sólo un par de sueños difusos, un nombre, Raquel, y algunas hipótesis que yo mismo he concluido… Quiero encontrar respuestas a todas las preguntas, quiero saber quién es Raquel… Mi Amor… ¿qué harán?, ¿me estarán buscando?, ¿estarán siguiendo mis pasos?, o ¿será ella la que me ha hecho esto?

Todas aquellas dudas atormentaban la mente de Moisés, se quedó dormido, de nuevo, los sueños le jugaron una mala pasada, esta vez, en ellos sólo escuchaba voces, no veía ninguna cara, pero, esa voz, era la voz de Raquel, era la voz de su amor, su corazón, se lo decía, el lo sentía, necesitaba creerlo:
-“¿Dónde estás? Te echo mucho de menos, hace ya un mes que no estás con nosotros, ¿Qué ha sido de ti? La gente, mis padres dicen que habrás muerto, pero, yo no quiero creerlo… No puedo creerlo, sé que estás en algún lado. Te siento en mi pecho… ¿pero dónde estás? Yo siempre te esperaré en… …”

De nuevo, como tantas otras veces la luz del día le había jugado una mala pasado y le había despertado del letargo, ahora, no sabía nada de dónde buscar a Raquel, pero, al menos, tenía la esperanza de que el sueño fuese realidad; pero en su interior aún persistía la duda de creer que sólo era su imaginación, el deseo de que todo fuese así realmente… posiblemente nunca lo sabría. Se levantó de aquella pseudo cama, y abrió la puerta del almacén, sabía que cualquier intento por volver a soñar era inútil, y que sólo haría viciar aún más, si cabía, sus sueños. Era una mañana de septiembre preciosa, podía ser el día en que todo cambiara, todo dependería de la suerte que tuviera con el caballo, y de cuándo llegaría a la aldea…

En Tiempos de Alá (II)

27 junio 2008

3 Vencidos

Pero su cuerpo no le respondía… estaba paralizado por la mirada de aquella chica que se mostraba ante sus ojos desnuda, y era el cuerpo más hermoso que había visto en su vida, ni todas las mujeres del harén de Boabdil podrían equipararse a su belleza, era más hermosa que todas las vírgenes que le esperaban en el paraíso, era la lujuria, el deseo, el instinto animal que corría por sus venas, esa muchacha a la que no entendía el idioma, y lo había dejado paralizado era todo lo que él deseaba.

Y entre ellos, sólo se interponían aquel pequeño río, y la mirada de esa joven, y, de fondo, las amigas de la chica gritando, ya vestidas, algo que él no entendía. Su amor, su diosa, movió los labios, y sus compañeras se fueron de allí, quedaron solos. Ella, le hizo un leve gesto con la mano, él entendió que le estaba invitando a acercarse… Cuando iba a hacerlo, ella le hizo otro gesto y lo detuvo, quería que se quitara la ropa, él, lo entendió, y lo hizo…

Ahora sí se acercaba decidido, y ella, lo esperaba… Ella se arrodilló en el agua y jugueteaba con ella, se la rociaba por los senos, por los brazos, el cuello, su sexo… Él, no podía soportarlo, su sexo ganaba en tamaño, disfrutaba viéndola, gozaba imaginando, pero de repente se paró en seco, y esta vez no era por la mirada de aquella deidad mundana. Sino, por el color de su piel, por la falta de comprensión de sus palabras, en aquel momento lo entendió. Aquella chica y sus amigas eran cristianas, y había jurado a su rey, y a Alá, que mataría a todos los cristianos que no abrazaran la ley coránica.

Pero, ¿qué hacer? Ante sus ojos una belleza desnuda que jamás volvería a contemplar, una divinidad dispuesta a todo en aquel río, el Río Guaro. Si para disfrutar que aquel premio debía dejar a un lado Alá, lo haría, sería perseguido por los que antes llamó sus hermanos, condenado por sus semejantes, y desterrado al infierno por Alá, pero, aquel guerrero era humano, y le pudo la lujuria, no quería vírgenes en el cielo, quería diosas en la tierra, diosas como la que se divisaba delante de él jugando con el agua, y llamándolo.

Decidió dar el primer paso para meter el pie en el agua, estaba helada, pero, nada podría detener su deseo, una vez metidos ambos pies, su musa se levantó, era perfecta, su cuerpo mojado, su vello húmedo, sus cabellos castaño sobre su espalda, su tez blanca… Y él, con su pelo corto y oscuro, su cara imberbe, apenas tiene veinte años, su torso fuerte, su sexo en tensión, su piel, oscurecida… Diferentes en todo, pero un mismo deseo, el amor, el sexo… la pasión desorbitada entre dos razas, el sexo prohibido.

Por momentos las gélidas temperaturas del agua se tornaron en calor, cuerpos unidos bajo las aguas, respiraciones contenidas, pasión desorbitada, sexo desenfrenado, lenguas distintas, lujuria arrebatadora, manos desesperadas por llegar al cuerpo del amante, y palabras confusas… Todo entra en juego, todo se desvanece con un gemido de tal intensidad que el fiel corcel se asusta y se va… Las aguas del río vuelven a su cauce, vuelven a cristalinizarse, los amantes respiran sosegados, la pasión, y el agua casi los ahoga.

De repente ella dice unas palabras que él logra entender y responder...:


اذا كنت ترغب في الفرار الى جانبكم
(Si quieres huiré a tu lado)
لا ، انني سوف اكون من ستواصل الى الأبد
(No, seré yo quién te siga)


El nombre de él, Fu'ad Wâdî; Corazón Tranquilo. El de ella, Alba

En Tiempos de Alá (I)

25 junio 2008

7 Vencidos

Hace ya muchos años, a orillas del Río Guaro perteneciente al Reino de Granada, vivió un guerrero musulmán, cuando este sólo era ya, la sombra de lo que en su día fue el mayor imperio musulmán. Cuenta una leyenda, o, quizás sea una realidad, de cuando el imperio musulmán en Al-Ándalus sólo se reducía al sureste de Andalucía. Y pronto, dejaría de serlo. Era el año, 1490, sin ellos ser conscientes, dentro de dos años, perderían todo su reino, por no poder pagar los tributos a los reinos cristianos, y las presiones hacia estos últimos del resto de Europa.

Este guerrero musulmán había pasado su vida defendiendo al oficial de Boabdil que debía mantener la paz en aquellas tierras. Y antes de él, su padre había defendido a otros reyes y jefes reales, y así sucesivamente hasta la era de los Omeyas, dónde su familia empezó a defender a la realeza y luchar contra los bereberes, pero de aquello hace ya muchos años, y no es la historia que nos importa hoy… Este guerrero, a pesar de su condición siempre había gozado de una gran dotación económica que le permitía vivir tranquilamente, y pagar los tributos al rey, para que este, a su vez, pagara a los cristianos por dejarles permanecer allí.

Siempre fue leal a la causa de defender a su protegido, hubiera dado la vida por él, y de hecho, en aquellos momentos estaba a punto de darla. Fue en una tarde de verano de aquel 1490, cuando bajó al río a dar de beber a su caballo, su fiel corcel. Allí, pudo ver a unas cuantas mujeres con el velo descubierto, quiso hacer como si no hubiera visto nada, y no decírselo al oficial, pues, esa actuación, de estar sin velo, conllevaba la muerte para la mujer, y sintió pena por ellas. Miró a sus alrededores, no había nadie.

Instantes más tarde, aquellas jovencitas empezaron a desnudarse, para bañarse en el río, para disfrutar de los peces, de las corrientes leves pero intensas, de disfrutar de aquella agua cristalina. Él, se bajó del caballo con suma suavidad, se alejó un poco para no asustar a las mujeres, y ató el caballo a un eucalipto que había cerca del río. Poco a poco entre la hierba se iba acercando de nuevo a aquellas mujeres, ahora desnudas de cuerpo entero, si ir sin velo, le habría costado la vida, esto no tenía perdón de Alá, desnudarse y bañarse a orillas del río.

Cuando estaba más cerca pudo oír que sus voces no eran de mujeres sino de niñas… ¿pero qué hacían unas niñas allí? Seguía sin entender lo que decían, tenía que acercarse más… pudo ver que por el tamaño de sus senos, aquellas niñas, deberían tener entre quince o diecisiete años… de repente se acercó demasiado… Y ellas le vieron, tan sólo una le sonrió, las otras, corrieron fuera del agua tapándose como podían, gritaban algo que no alcanzaba a entender, aquella chica le había seducido con los ojos, estaba paralizado, no podía dejar de mirarle a los ojos, aunque su mente le decía que agachase la mirada hacia otros tesoros.

Pero su cuerpo no le respondía…

El Secreto

23 junio 2008

10 Vencidos

Aquella mañana me levanté temprano, sobre las 8 para estudiar, pues se acercaba la época de los exámenes, y tenía que hacerlo; como siempre me senté en la silla blanca, y la mesa de cristal sería, como tantas veces, mi escritorio no tan improvisado. Frente a mí, el portátil para poder escuchar música y leer los ejercicios, a mi derecha, una cama, y a mi izquierda, la otra dónde yo dormí. Y al lado de esa cama a la izquierda, una ventana que da al exterior, por donde entra el sol, y puedo ver los leves cogollos de los olivos de un familiar.

Nada de aquella mañana escapaba al azar, tantas otras veces había actuado de esa forma, que sabía justo lo que pasaría, sabía dónde tenía que poner los apuntes para que no me molestaran con el portátil, dónde poner el flexo, por si hacía falta, y sobretodo sabía que no pasaría nada extraordinario… Pero, el azar es muy inestable, y hubo algo que me sacó de la rutina. Se me cayó el lápiz, y fue a parar debajo de la cama. Me agaché, y sin razón alguna di un porrazo sobre una de las losetas, una de las tantas losetas de mi habitación, sin diferencia alguna respecto al resto, tan sólo en las marcas de, lo que quiero suponer, granos de minerales.

Pero, aquella baldosa, sonó hueca, al principio no me extrañó, a pesar de haber hecho obras en la casa, el suelo de mi habitación, como el del resto, había permanecido intacto sin tocar, y podría ser que alguna losa estuviera suelta, o mal pegada han pasado muchos años desde que se construyó esta casa. Volví a pegar en la losa para asegurarme que estaba despegada, a mi cabeza vino aquel recuerdo de cuando era pequeño, cuando hicimos obra, muchas losas del salón tuvimos que quitarlas para cambiar el suelo por otras, y como pude empecé a quitar aquella baldosa, era mucho más entretenido que estudiar.

No sin esfuerzo conseguí arrancarla, y efectivamente estaba despegada, pero había algo más. Debajo de los cuatro o cinco centímetros de grosor de la baldosa, lejos de haber una dura capa de hormigón, cemento, o cualquier material que se utilizara cuando se construyó esta casa, había un hueco de unos diez por diez centímetros de ancho, y de una profundidad que no alcanzaba a ver, al estar prácticamente a oscuras debajo de la cama. En un principio pensé que podía ser el hueco dónde la profesora que habitó aquí hace cuarenta años escondía sus leves ahorros, o quizás, fuese el cura de la capilla, o, si lo tuvo el marido de la profesora, no sabía de quién sería, ni para sería aquel hueco.

Los estudios se habían olvidado por completo, pero, de repente pensé que quizás habría algún insecto, o peor aún, una serpiente que morara ahí en las noches de frío. Fui a coger la linterna de mi padre, pero, por desgracia, aquella mañana tuvo que ir a la obra temprano, y se la llevó porque cuando se fue no había siquiera amanecido. Tuve que esperar a que viniese a desayunar, por si acaso, volví a tapar el agujero con la loseta, y dejé ahí encima la goma de borrar, la curiosidad me invadía, y no podía dejar de pensar en que habría dentro del agujero, pero sin linterna me era imposible, dado mi miedo, buscar dentro de ese hueco.

Por todos es sabido que la curiosidad mató al gato, y yo, no iba a ser menos que un gato, por suerte para mí, en mi casa hay más de una linterna, cierto es, que algunas, como la que cogí, no alumbra demasiado. Volví a mi cuarto, y cerré la puerta, no quería que mi madre, o mi padre aparecieran de repente y me encontraran allí debajo, mi hermana seguía dormida, y tardaría en levantarse, siempre lo hace. Esta vez, me costó bastante menos levantar la losa, estaba claro que la otra vez llevaba años, muchos años sin levantarse, o eso quería creer.

Cuando pude ver lo que había allí dentro de aquel hueco, de una profundidad, alrededor de 15 o 20 centímetros, me llevé una gran sorpresa. No había nada. Simplemente un habitáculo vacío, y yo esperaba algo, un papel, una nota, dinero de hace tiempo, algo... hasta un insecto me hubiera gustado más que no encontrar nada. Pero, claro, era muy difícil que ese hueco estuviese hay intacto desde la época de la profesora y nadie de mi familia lo hubiese notado, era mucho más lógico que no me hubieran dicho nada y ese hueco hubiera sido usado para algo más, algo que nunca llegaré a saber.

Leyenda: Envidia

20 junio 2008

10 Vencidos

Cuenta una leyenda que, una vez, una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. Ésta huía rápido, con miedo de la feroz depredadora, y por su parte la serpiente no pensaba desistir. Huyó un día, y la serpiente no desistía... Dos días y nada. Ya en su tercer día, y sin fuerzas, la luciérnaga paró y dijo a la serpiente.


-¿Puedo hacerte tres preguntas?
-No acostumbro a dar ese último deseo a nadie pero puesto que te voy a devorar, puedes preguntar...

-¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
-No, -respondió la serpiente-.

-¿Yo te hice algún daño?
-No.


-Entonces... ¿Por qué quieres acabar conmigo?
-Porque no soporto verte brillar.

Soledad Aparente

18 junio 2008

11 Vencidos


Hace pocos días, Eigual escribió sobre un hombre que se sentía vacío, y aquel día me dejó pensando en la soledad, y bueno... hace ya mucho tiempo, mucho, cuando esto estaba empezando, pues escribí sobre ella, hace ya mucho tiempo, cuando este blog aún era un recien nacido de una semana, pero, hoy tras varios años sigo pensando igual, la soledad psíquica es más dura, pero, Eigual, me hizo pensar aún más allá. Aparte de la soledad psíquica por la no aceptación, por ser distinto, hay otro tipo, un vacío que te inunda, que te consume...

Algunas personas, por desgracia, están rodeadas de personas, amigos, familiares, incluso amores, pero, por dentro están vacíos, esta situación, puede deberse a varios factores, a varias situaciones, o al menos eso creo ahora.
Una de ellas, puede ser porque esa gente no sepa ver tu soledad, no sepa ver más allá de su propia nariz, y sólo le importe el yo, y no se preocupe por intentar ayudar a esa persona que lo necesita.
Otra, puede ser porque esas personas no puedan ayudarte a superar ese vacío, no sepan aunque lo intenten o quizás estén esperando el momento de que esa persona que está vacía le pida ayuda, le pida consejo.

Pero, es muy problabe, que no pida ayuda... ¿Qué pueden hacer por él, qué pueden hacer por nosotros, esas personas que siempre están a nuestro lado, y no se dan cuenta de que estamos solos? Esas personas no pueden hacer nada, no saben hacer nada para ayudarte... Si de verdad, supieran, ya lo habrían hecho. No sé cúal es el camino para salir de ese vacío interior, estoy confuso... Quisiera saber cómo escapar de esa solead, pero no sé...

La gente al alrededor, parece no darse cuenta, intentas mostrarte feliz, sin problemas... Hasta tal punto, que llegas a oir: Ojalá yo fuera cómo tú que no tienes ningún problema ni nada por lo que preocuparte. Y no te queda más remedio que sonreir, si le dices que estás solo te dirán que los tienes a ellos, que estás rodeado de personas que te aman, eso en el mejor de los casos, pero, quizás, ni te entiendan si les dices que estás vacio.

Y entonces, no te queda nada... Tendrás que aprender a convivir con ese vacío, o buscar esa compañía, en cualquier caso, todo eso llevará mucho tiempo, quizás, demasiado... y mientras tanto, habrá que buscar otro camino... un camino que desconozco.

Un Poco de Suerte

15 junio 2008

5 Vencidos

Se acerca más, puede ver su rostro… y entonces sintió una leve voz. Se asustó, y se revolvió no había nadie allí, pero la voz, le volvió a llamar parecía una voz de niño… Señor, señor, tenga cuidado con el río, mi papá dice que es muy peligroso. Se tranquilizó al reconocer que era un niño pequeño, y pudo ver que estaba al otro lado del río. No te preocupes chaval… le respondió antes de preguntarle por el padre…
-Está trabajando en el huerto que está detrás de la casa…
-¿Puedes decirle que venga un momento? Por favor.

-Sí, voy corriendo. –El niño pequeño desapareció tras la colina, a los pocos momentos apareció el padre, un hombre alto, moreno, y con la piel oscura, sin duda de estar todos los días al sol. –Me ha dicho mi hijo que me has llamado. ¿Qué quieres? ¿Ha pasado algo en la aldea con el anciano? ¿O con la loca?
Joder, qué le digo, si este hombre es familiar del anciano… ¿pero quién será la loca?
-Eh… no sé, no vengo de allí, ¿Qué anciano y que loca?
-Nada, un anciano que vive solo sin familia… El pobre está muy mayor, y cualquier día morirá allí solo. Y una chica, de unos veintipocos años, o quizás treinta años, que cada vez que va un visitante por aquella aldea se inventa una historia, e intenta secuestrarlo para estar con ella, según me han dicho algunos viajeros que han pasado por aquí hacia el sur, hacia la aldea, les hace el amor, y luego, les deja encerrados sin poder salir. Algunos, para salir, le pegaban, otros, simplemente, lloraban, y esperaban el momento de descuido para salir de allí.
-No… no sé nada… -mintió- sólo soy un viajero que quiere ir al sur, ¿me puede decir cómo llegar?
-Ahh… si es sólo eso, vaya un poco más abajo que hay un puente para cruzar la sequia, y luego, venga a verme a mi casa, le explicaré el camino, sin tener que dar voces aquí en el monte. No se preocupe.

El joven, hizo lo que el hombre le explicó, en su cabeza sólo estaba el remordimiento de la muerte del anciano, y la noche que había pasado con la loca de la aldea… Daba gracias a Dios por poder salir de aquella casa antes de que le hubiera secuestrado, a partir de ahora, debería tener más cuidado con quién contarle lo poco que sabía de su pasado. Cuando llegó al lado de aquel hombre, vio que tenía un pequeño huerto, y al lado de la casa, un establo con un par de caballos. Sí me dejara un caballo podría llegar antes a la aldea, pero, no creo que quiera dejarle un caballo a un desconocido… quizás si le doy algo de dinero me deje pasar la noche, y saber más sobre todo esto…

-Mire, la aldea está un poco lejos para ir a pie. Y, tendrá que dormir en la intemperie… Si quiere, algo más al sur, como a treinta minutos, tengo un pequeño almacén dónde guardo algunos materiales, y los caballos. Por un módico precio, puede pasar la noche, ya ha sido usado por algunos aldeanos, y visitantes, como medio de refugio de la noche. Así si mañana madruga, y quizás, si quiere un caballo, y tiene dinero, podrá llevarse un caballo, entiendo que no quiera, o que no tenga dinero, pero, es lo más que puedo ofrecerle. Como ve soy un agricultor, y he de hacer estos negocios para poder medio sobrevivir y cuidar a mi hijo.
-Bueno, ¿cuánto me pediría por las dos cosas? –Le preguntó el joven interesado, por una vez, parecía que la suerte estaba a su favor.
-Pues, en total te lo dejaría por 2000 pesetas.

El joven, se buscó en los bolsillos, tenía algunas pesetas más de las que le pidió aquel hombre, aceptó y le propuso, darle 100 pesetas más, si le dejaba algo de ropa y ducharse. Al final, cerraron el trato, con las 2100 pesetas, y aún le quedaban 900 para otros gastos. El agricultor le preguntó su nombre, y este improvisó, Moisés. El agricultor, le dijo llamarse Carlos, aquella noche cenó en casa del agricultor, con él y su hijo, su mujer no apareció, y ninguno la nombró. Cuando se duchó llegó la hora de ir a aquel almacén a dormir.

Estudios

12 junio 2008

10 Vencidos

Llevaba dos meses sin apenas salir de su cuarto, sólo unos momentos para comer, y ducharse, y desde el último mes para los exámenes del último año de arquitectura. Desde joven, desde que llegó por primera vez al instituto había estado estudiando mucho, sin parar, sin tener tiempo para relacionarse. Al llegar al IES, dejó a sus antiguos amigos, algo, que suele pasar a menudo, pero, el problema no fue ese, sino, que no hizo otros nuevos, no tenía tiempo. Tenía que estudiar. Tanto estudiar al final tu premio, los profesores del IES, incluso los más antiguos, no recordaban un alumno tan brillante.

Al llegar al bachillerato, ya tenía muy claro lo que quería estudiar, sus padres, sus hermanos mayores, sus tíos, sus primos, sus abuelos, todos los de su familia le decían que estudiara arquitectura, y él, pues, nunca dijo que no le gustase, y siempre asentió, hasta el punto de llegar hasta a amar la carrera. En bachillerato, y en selectividad lo sacó todo matrícula de honor. Todos estaban orgullosos de él, y él, pues estaba cansado de tanto estudiar para el final de bachillera y la selectividad. Quería pasarse el verano descansando con los amigos, pero, no tenía ninguno. Los perdió a todos por los estudios.

Pero, en el fondo, le daba igual así tendría más tiempo para centrarse en la facultad, y su futuro. Aquel verano pasó, sin amigos, pero, al fin y al cabo, ¿quién los quiere sólo son un impedimento para avanzar, para escalar en la vida?, pensaba una y otra vez. Llegó a la universidad, aquello era mucho mejor de lo que imbaginaba, pero, no tenía tiempo para disfrutar de todo, la época de los buenos momentos de estudiar poco habían acabado, ahora tenía que estudiar mucho más, y no tendría la oportunidad de descubrir aquello. Ni de buscarse una pareja que le amara, ni nadie que se preocupase por él.

Y ahora, habían pasado todos los años, con las mejores nota de su promoción, y algunas veces hasta el mejor de la historia de la facultad, pero, esas fueron menos... En definitiva, ya había grandes empresas privadas, y otras estatales para las que había trabajado de becario en los últimos veranos, en cuanto acabara ese exámen ya tenía sitio en una empresa de gran renombre internacional. Pero, claro, tendría que acabarlo... Toda su familia estaba pendiente a la llamada que dijera que ya había hecho el examen, y cómo él siempre decía, que le había salido mal...

Pero, las horas pasaban, y cada vez más minutos, lo que solía tardar en hacer el examen, al principio, su familia, pensó que como era el último, quizás quisiera esmerarse más de lo que lo había hecho en toda su vida, algo difícil, o que se quedaría hablando con los prodesores, sus únicos amigos desde que pisó el fatídico instituto. Pero, los minutos, los segundos, eran demasiados para seguir sosteniendo esa hipótesis, algo había pasado. Y sus sospechas se confirmaron cuando recibieron una llamada de la universidad, era el profesor que tenía que hacerle el examen. Les dijo que su hijo no había aparecido por allí, si ellos sabian que le había pasado.

Tras, las pertinentes explicaciones, por ambas partes, la madre decidió llamarlo al móvil, ¿porqué no lo habré hecho antes?, pensó. Pero, su sorpresa fue mayúscula, el móvil de su hijo estaba sonando en la casa, no puede ser... Me habré equivocado, pensó, habré llamado a su hermano; volvió a marcar, y volvió a sonar el teléfono. Esta vez no había duda, su hijo no se había llevado el móvil, ni los libros, ni los apuntes para el exámen... Sin embargo, había una pequeña nota... algo borrosa, como si la hoja hubiera sido mojada por leves gotas de agua. Pensó en si debía cogerla o no, pues no le gustaba que tocaran sus cosas, siempre fue un poco iracuando, y solitario, por eso no le dolió, tanto, el no tener amigos. Pero, la madre sintió una corazonada y tuvo que leer...

Desde que entré en el instituto no fui dueño de mi vida, perdí toda unión con el mundo exterior, sólo importaban los libros. Ese fue el modo de pensar que me eneñásteis, y hoy, acabaría ese día. Mañana todo sería distinto, no tendría que estudiar más... Y al fín sería libre... Pero, no quiero esa libertad, estoy acostumbrado a vivir entre libros, y ese es mi única vida. Esa fue mi única vida... mañana no seré...
Siento mucho no haber acabado esta carrera que tanto os gustaba, siento mucho no ser ese hijo que trabajará en Estados Unidos y Japón... A partir de ahora, sólo seré un recuerdo.

Tanto Que Decir - Lagash

10 junio 2008

8 Vencidos

Muchas cosas que decir
y no estás para escuchar
cuantas veces intenté
no volver la vista atrás

He perdido la razón
me hice amigo del dolor
cuantas veces me mentí
intentando olvidar

Pero qué puedo esperar
no recuerdas ni quien soy
la esperanza solo es
un castigo muy cruel

Porqué echaré de menos
algo que nunca tuvimos
tantas cosas que no hicimos
tantos sueños no compartidos

Pero quién tiene la culpa
nunca le busqué remedio
lo prohibido está tan lejos

No se que hacer
es difícil encontrar
algo por lo que seguir
si tu no estás cerca de mí

Las mentiras ya no son
una cura a mi dolor
cuanto tiempo ha de pasar

Pero qué puedo esperar
no recuerdas ni quién soy
la esperanza solo es
un castigo muy cruel

Todo cuanto deseé
y por lo que nunca luché
epitafio que dirá
puede descansar en paz

Es difícil encontrar
algo por lo que seguir
si tu no estás cerca de mí

Las mentiras ya no son
una cura a mi dolor
cuanto tiempo ha de pasar...



Un Sentimiento de Amor

09 junio 2008

4 Vencidos



Amor, fuerza incombustible; apoyo mágico
Desde hace años te siento en mi pecho,
Me has arrancado lágrimas y sonrisas,
Me has dado, felicidad y tristeza, melancolía y sueños...

Amor, regalo de Dioses, progenitor del Deseo,
He de saber, si siempre estarás aquí, te necesito.
Eres mi guía, mi Rosa de Los Vientos en el mar,
Mi Norte, mi brújula, en la vida.
Quiero saber si vivirás en mi pecho,
Si soy merecedor de tí, de tu compasión y compañía.

Amor, sentimiento sin razón, sentimiento del corazón,
Mírame a los ojos y verás mis miedos, mis temores,
Lejos queda ya Hades y Estigia, sólo quiero sentirte.
Más allá del tiempo, más allá de la luz.
Dime si es posible, dime si soñaré a tu lado
Y despertarás al mío...

Amor perdición de dos, salvación de almas
No importa el tiempo, ni el lugar
Te buscaré, te seguiré... Te encontaré.
Junto a ti moraré;
Junto a ti moriré...

Junto a ti...

Tantas Veces

07 junio 2008

9 Vencidos

Tantas veces tan cerca,
Tantas ocasiones perdidas...
Pero un mismo sueño.

Bohemio

06 junio 2008

7 Vencidos

Era tarde, muy tarde, las calles estaban vacías, y él, sentía la soledad en su corazón. Había pasado toda su juventud junto a ella, y ella ahora, se había deshecho de él como si sólo fuese un bolígrafo usado al que ya no extraer más tinta. Como si fuese aquel bolígrafo, aquel día de Mayo, en la clase de Ciencias Sociales, ese boli que se le cayó a ella, y él se lo dió... Desde aquel día habían estado juntos, y ahora se separaban como si no compartieran recuerdos en común...

¿Y todo porqué? Todo por ese chico, ese que conoció cuando salió con las amigas. En diez años nunca habían estado separados, nunca se habían peleado, ni siquiera, fijado en otras personas. Todo era perfecto para ellos, hasta aquel día... Ahora, él estaba sólo, y ella acompañada; él sentía el frío de las noches de verano, y ella, el calor. Esa calor que tantas veces tiempo atrás disfrutraron juntos, y ahora sólo quedaba el amargo sabor del recuerdo.

Caminaba solo por las calles, sin rumbo, sin ilusión por llegar a ninguna parte, en su espalda podía sentir el peso de la alegría, ahora desipada a la sombra de un desamor. Caminaba como aquel que sabe que su hora a llegado, y ya no hay marcha atrás, pero, él no iba a la horca, no iba a la silla, sólo venía del Cielo, y iba camino al Infierno, un Infierno del que difícilmente podría salir... Sólo podría sacarlo una persona, y esa persona, estaba en el Cielo, muy lejos de allí...

Era una noche de sábado, las calles llenas de gente, pero, él solo, vacío... Su alma desesperada, y sus ojos, cansados de tanto llorar, llorar, por un amor insalvable, y muerto sin razón alguna. Demasiada gente, demasiados locales en los que abandonarse a beber, y olvidar las penas... Sigue andando, aún más lejos, cada vez, menos gente por la calle, los lugares, más oscuros. Al final, acabó entrando en el local más solitario, que encontró, no había nadie en la calle esperando, ni en los alrededores, al abrir la puerta, siente como si moviera el mundo entero, tras días de llanto y desilusión, no tiene apenas fuerzas.

Pero, al entrar allí, una niebla densa carga el aire, distingue algunos ojos entreceñidos, parece ser que no es bien recibido... A duras penas puede respirar en aquel lugar. Los ojos entreceñidos se clavan en él, asustado, mueve su mirada lentamente, hacia lo que quiere creer que es la barra de aquel bar, pues el humo, apenas deja ver. Por primera vez desde que entró allí, ve dos ojos sin entreceñir, parecen sonrientes, alegres... como de una mujer. Por instantes, es como si el humo desapareciera.

Esos ojos se acercan, ve que es una mujer, una mujer hermosa, la luz de su corazón, antes apagada, ahora vuelve a brillar, no lo puede creer, mientras, unos labios le besan, le hacen suya, se apoderan de él... Todo ha cambiado, todo ha resurgido...

¿Imposible o Incapaz?

05 junio 2008

11 Vencidos

Tiempo desaparecí, mas no te olvidé.
Ni el olor de tu pelo, ni el sabor de tus besos,
Esos besos que nunca me diste, y sólo
Existen en mis sueños y mis ilusiones.

Desesperado busco el momento de volver a ti,
El lugar de reencontrar nuestras miradas,
Pero, siento que ya no es posible.
Quizás me equivoque, y te vuelva a ver,
Sueño con oir tu voz en mi mente, en mi ser.

Tan poco tiempo juntos, y tantos recuerdos
Esa sensación que recorre mi alma

Quiero creer que si se diera la oportunidad
Te diría lo que siento, te besaría...

Pero sigo sin buscarte...