Dejé vencer mi alma, y por fin viviré en paz... En este Dulce Rincón, con esta Pena Vencida. Adiós La Dulce Pena. Adiós El Rincón de Los Vencidos. Todo tiene un principio, un fin y un motivo por el que existir: Este Rincón ya encontró el suyo, ahora es hora de delegar en La Piel de Una Promesa.
La Piel de Una Promesa

El Árbol de La Ciencia

30 agosto 2007

Este verano me he leído ese gran libro de Baroja, lo sé ya estoy mayorcito y ese libro me lo tendría que haber leído en bachiller, o incluso en la ESO (no recuerdo cuando me lo mandaron leer). Pero como me dice mi amiga Isa: “Nunca es tarde si la dicha es buena”.
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En este libro un joven madrileño, decide estudiar medicina, pero descubre que las cosas no son como realmente quisieran. Sin mucha gloria acaba la carrera, y puede ejercer de médico en varios pueblos de España, hasta al final acabar de traductor. Pero durante su vida de estudiante conoce a una chica, que no es del todo agraciada, y no la quiere para mucho más que para comentar ideas filosóficas. En su estancia por los pueblos va descubriendo que la gente no es demasiado agradable por así decirlo. Cuando se le acaban los trabajos por los pueblos de España, regresa a Madrid, donde finalmente se casa, y bueno… poco más que decir.
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Para los que hayamos leído el libro, este resumen es un poco escueto, y falto de detalles importantes, pero por si aún quedan rezagados -como yo- que no les quite la ilusión de leerlo y pensar, e intentar comprenderlo, como estoy haciendo aquí yo.
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Tengo que decir con la mano en el pecho que en muchas partes del libro me he visto reflejado en Andrés, ahora sinceramente me arrepiento de no haberlo leído antes. Creo que este libro me haya enseñado algo, me ha enseñado la importancia de vivir, la importancia de creer en lo que haces.
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Otras muchas veces me hubiera gustado tener la decisión que tenía Andrés, una alusión a una de ellas se puede ver en la entra que lleva por título “Perseguir un Sueño”. Quizás, si yo hubiese actuado de otra forma tiempo atrás, hoy en día mi situación sería otra –no me arrepiento de la actual, es más estoy muy agradecido– que, sinceramente me hubiese gustado probarla.
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Me quedo con esta pregunta que hace Lulú a Andrés:
"Y a usted que le vale más, ¿engañarse y sufrir o no engañarse nunca?"